lunes, 20 de octubre de 2008

La multitud de a tres

Menage a trois.
Tríos.
Un novio me preguntó varias veces si quería hacer un trío. Hasta me llegó a insinuar de hacerlo con un amigo con el que habíamos salido a bailar y con el que luego, estando yo de viaje, salió a bailar él. Mi respuesta siempre fue un rotundo "NO".
¿Por qué no?
Porque eso es algo que uno no hace con el novio. Malo nene,malo.
Mi amigo William sí estuvo en tres tríos y me contó él mismo cómo le fue.
El primero fue en su lugar de trabajo, por la noche, cuando (obviamente) no quedaba nadie. ël tenía las llaves para entrar y así lo hizo, con dos adolescentes que había conocido por chat un rato antes. la experiencia pasó sin pena ni gloria.
El segundo estuvo mejor. También por chat conoció a un hombre de 37 años pero con buen físico (sí, si tenés más de 35 tenés que tener buen físico o vas muerto). Lo pasó a buscar por una plaza en su auto importado. "Se lo compré a un embajador" dijo mientras acariciaba los interiores de madera. Un ato después estaba en la casa del hombre con otro joven de unos 25 años, con las piernas rasuradas (porque hacía "fierros" y el entrenador se lo aconsejó). Lo raro es que más allá de lo bien que la pasó, ellos tenían relaciones sin preservativos. Eran pareja. Buscaban algo con lo que agregar condimento a su relación y ese algo fue William.
El tercer trío fue mientras estaba de viaje por España. Caminando por una calle poco iluminada un hombre le hizo insinuaciones poco insinuadas desde una camioneta. Corto de afectos y de sexo William subió. Cuando estaban con los pantalones bajos apareció un muchacho que pasaba y daba vueltas por el lateral de la camioneta. Lo invitaron y entre los tres hicieron la multitud. William le decía al mirón que era lo que le tenía que hacer al conductor, pero sólo era un agregado más.
Un trío común, un trío en pareja y un trío desigual.
Todo compuesto de tres partes en algún momento perderá el balance hacia algún lado. Es decir que en el trío está la posibilidad de que uno sea dejado de lado, y si eso pasa con tu pareja creo que la relación no va a continuar mucho más.
El trío se hace con desconocidos o no se hace, a menos que quieras ver desde el borde de tu cama como tu marido se enfiesta con un simple invitado.

La comunidad del MSN

Tanto hoy como ayer los gays se han comunicado por MSN. Las cosas son mucho más fáciles por ese medio. Uno puede chatear un rato, coincidir con una persona en gustos o apetencias e invitarlo a ser parte de su comunidad de MSN, como si se tratara de un lujo privado, de una delicadeza que se tiene hacia el desconocido.
La pregunta es: ¿cuáles son los límites del MSN? ¿Puede uno seguir teniendo en su lista de contactos personas con las que sólo tuvo un encuentro fugaz y luego nunca más la volvió a ver? ¿Podemos tener entre los contactos a los ex? ¿Puede nuestro novio tener acceso a nuestro MSN? Paremos acá. La respuesta obvia es NO. Tanto el MSN como el celular son cosas que uno no le toca, o no le debería tocar al novio, pero que nos atraen constantemente. ¿Quién no se vio tentado a revisar cualquiera de los dos? Pero el MSN es más complejo, porque cuando uno tiene internet en su casa y tiene el MSN abierto indistintamente y tu novio anda dando vueltas por la casa con proximidades a tu computadora, los ojos pueden desviarse a la aparición de una nueva ventana de diálogo, y si es una persona de tu pasado que te has ¿olvidado? de eliminar será mejor que tengas a algún dios del Olimpo de tu parte.
No me dejan de sorprender las personas que en pleno siglo XXI no tienen MSN. Me pasó que había conocido a un muchacho con el que realmente habíamos tenido química pero no tenía MSN, salvamos el asunto usando el celular, pero no es lo mismo.
La otra es que esa curiosidad de la que hablábamos antes puede llevarnos a hacer reales nuestras fantasías de entrar a los dominios "privados" del otro. Eso le pasó a un amigo: su novio venía de visitas desde otro país, él salía a trabajar y cuando volvía tenía a la Santa Inquisición preguntando por quién era fulanito de tal. La relación no prosperó.
El otro lado funesto es que el MSN es usado como nueva máscara: si no me da el rostro para cortarte en persona lo hago a través del MSN. Me pasó y no es chistoso. Sin embargo la suerte estaba de mi lado, si bien me dolía lo que el otro me decía desde su computadore decidí no hacérsela fácil: le dije que estaba llorando a mares y el me creyó. De arriba no te la vas a llevar.
Una última faceta del MSN: las cuentas ocultas. Si tenés un novio y no querés que se entere de tus juegos alternos lo mejor es tener un mail alternativo. Mi amigo William tiene novio y usa el MSN para tener ciber sexo con personas que no conoce, de cualquier parte del mundo. Le ciber-mete-los-cuernos a su novio.

domingo, 19 de octubre de 2008

Miradas desde el balcón

Acabo de llegar del teatro. Con mi amiga Manuela asistimos a una gala por la ceñebración de los 100 años de la casa. La Orquesta Sinfónica Nacional interpretó piezas de Wagner y de Rimsky Korsakov, que fueron las más aplaudidas. Antes de que los arpegios comenzaran a sentirse, desde el balcón de tertulia, donde estábamos acodados con Manuela, mis ojos se detuvieron en un palco del primer piso.
Un hermoso muchacho vestido con un pulover a rayas horizontales del que asomaba el cuello de una camisa blanca miraba hacia el público que caminaba debajo de él. A su lado se sentaban tres señoras, de las cuales ninguna hablaba con él por lo cual deduje que estaría solo. Hice un comentario a Manuela sobre mi descubrimiento y el muchacho pareció darse cuenta. Unos segundos después estaba adoptando una pose que ni la Condesa de Chikoff hubiera adoptado en una circunstancia como ésta: poso una mano sobre la otra y ambas sobre la baranda de su palco y alzando la cabeza continuó con su inspección de los asistentes de los demás palcos. Sí, estabamos ante un raro especimen dentro d ela comunidad: el puto coqueto.
El concierto comenzó y las luces se apagaron pero podía ver cómo a través de la oscuridad su anillo de plata refucilaba. Seguía con la misma postura de espalda erguida.
Me pregunté por qué era necesaria esa postura, ya era un muchacho lindo y además se vestía elegantemente, ¿qué le llevaba a comportarse así?
El concierto terminó y los gritos de "bravo" lanzaba a la gente escaleras abajo. Manuela se detuvo a saludar a unos conocidos, entre ellos al director del teatro. Ahí me cerró un poco más el cuadro: este otro puto, un poco más coqueto aún, se paró junto a la puerta de salida con su traje obligatorio pero con una bufanda de cashmire roja que le colgaba de los hombros. Las señoras mayores se detenían y lo felicitaban por haber traído a la Orquesta. El director brillaba y sonreía con las mujeres que se sacaban fotos con él. Todas de más de seis décadas. Si hubiera podido seguro que se hubiese puesto un chal de seda bordado de canutillos y hubiera posado para las fotos como Mirtha Legrand. Pero no.
Al puto del palco no lo volví a ver. Que pena.
Los gays somos personas que estamos acostumbrados a la mampostería pero cuando vemos a alguien que es capaz de actuar con coquetería nos sorprendemos un poco más.